Muchos españoles desconocen que el hoy ruinoso Pabellón de los Hexágonos, emplazado en la Casa de Campo de Madrid, fue el pabellón de España y ganó primer premio en la Exposición Universal de Bruselas, que tuvo lugar en el año 1958. Superó nada menos que al Atomium, un símbolo de la arquitectura belga que se ha cuidado y conservado maravillosamente.
Esta obra, creada por dos arquitectos españoles, Ramón Vázquez Molezún y José Antonio Corrales, fue el resultado de un diseño ideado para desmontarse y trasladarse con cierta facilidad tras la exposición. Así nació esta singular obra basada en hexágonos, que se reconstruyó en su lugar actual en el año 1959.
Mientras permaneció abierto, hasta el año 1975, el pabellón solo se utilizó en forma esporádica, para organizar talleres y actividades por el estilo. Actualmente, la tristeza de algunos graffitis vetustos, gatos ‘okupas’ y un montón de desperdicios a modo de decoración conforman el principal panorama visual este patrimonio español, que muere lentamente desde hace varias décadas.
Si se observa más allá del abandono y la suciedad, aún se advierte la elegante estética latente del Pabellón de los Hexágonos, que espera la acción de alguna administración municipal que lo vuelva a la vida.