Estudios recientes han logrado demostrar que los residuos de los huesos de aceitunas carbonizados pueden utilizarse para sustituir agregados como la vermiculita, perlita y la arcilla expandida, que son materiales añadidos a determinadas pastas, morteros y hormigones para disminuir la densidad de ciertas mezclas, que consecuentemente mejoran sus capacidades térmicas y acústicas.
El uso de este producto carbonizado además de ser más sustentable ecológicamente hablando, en investigaciones realizadas por un grupo de Tecnología Edificatoria y Medio ambiente de la Universidad Politécnica de Madrid también se demostró que su demanda energética es menor en su ciclo de producción.
Entre las pruebas que realizaron estos expertos, se concluyó específicamente que los morteros aligerados con dicho material poseían una densidad aparente considerablemente inferior a la de la referencia (1.500 Kg/m3), destacándose el mortero al cual se le agregaba plastificante que lograba reducir hasta un 30% la densidad y a su vez aumentaba su resistencia a la compresión en un 20% aproximadamente.
Sin embargo, para trabajar con huesos de aceituna carbonizados de la mejor manera posible es necesario ajustar las proporciones de agua y cemento, ya que amerita mayores cantidades de estos últimos en comparación a otras mezclas con distintos agregados.
Por otra parte, incluso se llegó a describir que este innovador producto a base de aceitunas es excelente en trabajos de edificación y obras civiles, sobre todo en la confección de hormigones ligeros, rellenos en seco, elementos prefabricados como bovedillas, bloques huecos o macizos, placas de imitación, entre otros.