Y es que según estudios realizados por la Comisión sobre Contaminación y Salud de la revista prestigiosa revista médica The Lancet, el 16% de las muertes ocurridas en 2015 pueden achacarse directamente a la contaminación. Un total de 9 millones, una cifra sin duda escalofriante.
Esta cifra es 3 veces superior a las muertes de sida, malaria y tuberculosis juntas y 15 veces más que los fallecidos en conflictos bélicos.
Los resultados lo confirman; es hora de tratar el tema de cara, ya que estas cifras afectan además de manera especial a niños y a los más desfavorecidos.
Los niños están especialmente expuestos a la contaminación, pudiendo llegar a afectarles desde que están en el vientre de sus madres y causando diversas patologías y discapacidades, además de la propia muerte.
Y no solo afecta a la salud, sino también a la economía. En este mismo estudio, se calculan unas pérdidas relacionadas con la reducción del bienestar por la contaminación de 4,6 billones de dólares al año.
Todo esto podemos cambiarlo. Utilizar más los transportes públicos, reducir el consumo de carne, utilizar la climatización de nuestro hogar de una forma racional y responsable y reciclar cuanto sea posible.
Así haremos de nuestro planeta un lugar mejor para vivir ahora y para las generaciones futuras.