Después de hacerse con más de la mitad de los activos inmobiliarios del banco Popular, la estadounidense Blackstone se ha convertido en la inmobiliaria más grande de España.
Este fondo de inversión entró en el mercado español en 2013 con un objetivo claro: adquirir tantas empresas en problemas como le fuera posible. Ya entonces generó bastante polémica su compra de viviendas sociales al Ayuntamiento de Madrid, que arrastraba una importante falta de liquidez. Y al año siguiente, cuando pagó 3600 millones de euros por un paquete de hipotecas tóxicas de Catalunya Banc valorado en 6400 millones.
Pero el auténtico golpe de mano ha llegado con la adquisición del 51 % del ladrillo tóxico que estaba en poder del Popular. Esta compra supone un incremento de nada menos que 5000 millones de euros en sus activos en España, que ya sumaban 7000 millones antes de la operación. Y eso convierte al fondo buitre norteamericano en la mayor inmobiliaria totalmente privada que opera en el país.
El negocio inmobiliario abarca alrededor de un tercio de todos los activos que gestiona Blackstone y supone unos 104 000 millones de euros. Es decir, este gigante del capital riesgo es también uno de los mayores propietarios de ladrillo en todo el mundo.
